martes, 25 de octubre de 2016

Riesgos de comprar fuera de puntos autorizados

La compra de productos de proximidad, es decir, de productores locales, favorece tanto al productor como al consumidor, así como al medio ambiente.
Al productor y al consumidor dado que se suprimen intermediarios y reducen los costes de la conservación y el transporte. Al medio ambiente precisamente por esa reducción de transporte y conservación y el consiguiente ahorro de recursos y energía.

Sin embargo eso no significa que se pueda vender cualquier alimento sin control alguno. La venta de proximidad debe cumplir los mismos requisitos de seguridad alimentaria que el resto, para lo cual tanto el productor como el vendedor (que pueden ser la misma persona) deben contar con sus correspondientes autorizaciones y controles. 
Comprar alimentos en puntos de venta no autorizados, o lo que es lo mismo, no sometidos a ningún control, supone serios riesgos, mayores en el caso de determinados alimentos como carne, leche y productos lácteos o marisco de concha, debido a las características del propio alimento. 





Marisco de concha

Los pescados y mariscos extraídos de aguas contaminadas con aguas fecales pueden estar contaminados con norovirus, un  virus que produce sobre las personas infectadas una gastroenteritis con nauseas, diarrea líquida y dolor
abdominal que puede ir acompañada de dolor muscular y de cabeza y en
ocasiones fiebre leve.
El virus se destruye con el cocinado, eliminando el riesgo. Sin embargo algunos mariscos se comen crudos como es el caso de las ostras o los erizos de mar. En estos casos es importante adquirirlos de proveedores autorizados, que aseguren un cuidadoso Sistema de Autocontrol (PHG y APPCC) en sus procesos.


Leche y derivados lácteos no pasteurizados (leche cruda)

La leche de vaca, oveja o cabra no pasteurizada o de quesos elaborados con estas leches no pasteurizadas, pueden contener Brucella spp., un género de bacterias que produce en humanos dolores de cabeza, fiebres intermitentes, sudoración abundante, problemas digestivos e intestinales y, más avanzada la infección, problemas en hígado, bazo, articulaciones y médula ósea.
La pasteurización elimina completamente estas bacterias, eliminando este riesgo, de ahí la importancia de evitar la leche cruda, especialmente en el caso de mujeres embarazadas.

Carne no procedente de mataderos controlados

La carne de cerdo y de jabalí puede estar infectada por las larvas del parásito Trichinella spp. Se trata de un nematodo que en humanos, una vez ingerido, penetra en la mucosa intestinal y migra a través del torrente sanguíneo hasta la musculatura, donde permanecen vivos durante años, originando un proceso de tipo tóxico-alérgico que es responsable de varias fases de la triquinosis.

El cocinado destruye dichas larvas, por lo que el riesgo se da en las carnes, jamón y embutidos curados o ahumados que se come crudos, no cocinados. Por este motivo las tradicionales matanzas caseras deben contar con la presencia de un veterinario.

Por otra parte, la carne de caza debe contar con controles antes de su venta, para asegurar que el animal en vida no era portador de diferentes patógenos, como, por ejemplo, la toxoplasmosis, o que el animal hubiera ingerido veneno antes de su muerte.

Alimentos tóxicos 

Si es venenoso no es un alimento apto para consumo humano. Sin embargo setas y frutos silvestres comestibles tienen en ocasiones aspectos similares a otros que son tóxicos. En el caso de las setas la confusión puede darse con facilidad si no interviene un experto.
Dado que algunas de estas setas y bayas pueden ser mortales, es imprescindible adquirirlas de proveedores autorizados que garanticen su seguridad. 

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